Alimentación con leche artificial

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Aún cuando la leche materna es el mejor alimento para su hijo, en algunos casos no es posible usarla. En este caso el pediatra podrá indicarle el uso de leche artificial.

Existen diferentes tipos de leches y cada edad tiene una fórmula láctea ideal.  Casi todas estas leches están hechas a base de leche de vaca a las que se introducen variaciones en su composición para hacerlas similares a la leche materna (por lo cual se llaman «maternizadas») . 

Excepcionalmente algunos niños no las toleran porque desarrollan una alergia a las proteínas de leche de vaca ó intolerancia a lactosa (un hidrato de carbono) que puede producir malestares digestivos e incluso diarrea. En estos 2 problemas su pediatra podrá indicarle leche con proteína de soya ó leche sin lactosa respectivamente .

Las grasas de las leches maternizadas son de fácil digestión y facilitan la absorción de algunas vitaminas que sólo se disuelven en ellas. También aportan las vitaminas como la ABCD y E que son muy necesarias en esta etapa del crecimiento en distintos sistemas del organismo y minerales como calcio y fósforo necesarios para huesos y dientes.

Las fórmulas fortificadas con fierro pueden estar indicadas, pero debe ser el pediatra quien las indique. La presentación más común de las leches maternizadas son en polvo y Ud. deberá prepararlas según la indicación de su médico o según las que indica en la lata.

Trate de ser lo más exacta posible con las instrucciones. Las fórmulas líquidas ya preparadas facilitan la administración pero pueden ser un problema para guardarlas.

Use siempre agua hervida que puede guardar en el refrigerador para usarla durante el día. Después de prepararla deberá entibiarla «al baño maría» o en el microoondas para hacerla agradable para su hijo. Antes de ofrecérsela al niño, pruebe su temperatura haciéndola gotear en el dorso de su mano.

Agite la mamadera una vez agregada el agua y la leche en polvo de tal manera que la solución sea homogénea.  

Si prepara todas las mamaderas para el día, guárdelas en el refrigerador y saque cada vez la que usará calentándola antes de dársela al niño. Si el niño no toma toda su mamadera deseche el resto.

Los restos se pueden reutilizar sólo hasta una hora después. En general el niño debe regular su apetito y debiera ser él quien pida el alimento, pero habitualmente los pequeños hasta el primer mes se alimentan cada 3 horas y luego cada 4 horas hasta los 6 a 8 meses en que pueden bastar 4 ó 5 comidas al día entre mamaderas y sopas.  Igualmente en cuanto a la cantidad, si bien existen instrucciones para calcular cuanto debe ingerir un niño a determinadas edades, lo mejor es seguir su apetencia.

Si el niño no queda conforme con lo que se le dió  dele más leche hasta que quede satisfecho.

En los primeros meses y hasta que el niño inicie su alimentación con sopas de verduras y carne deberá administrarle vitaminas ADEC indicadas por su médico. En las ciudades en donde no se agrega flúor al agua potable su pediatra puede recomendárselo en forma de gotas para su bebé a partir de los 6 meses de vida para mejorar la calidad del esmalte de los dientes .  

Desde las 6 a 8 semanas de edad postnatal su pediatra le indicará entre 2-4 mg/kg/día de Fierro para prevenir la anemia ferropriva, lo cual se mantendrá durante el primer año de vida.

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