Limpiar y atar las perdices para que no pierdan su forma durante la cocción.
Calentar el aceite en una cacerola y dorar las perdices.
Retirar parte del aceite y agregar las cebollas cortadas en trozos grandes, los ajos, las zanahorias cortadas en rodajas, el tomillo, el perejil y el laurel.
Rehogar durante 5 minutos y agregar el vino y el vinagre.
Cocinar todo durante 10 minutos, sazonar con sal y pimienta y comprobar que las perdices están bien cubiertas de líquido. Agregar agua de ser necesario.
Tapar la cacerola y cocinar a fuego lento durante 90 minutos.
Retirar del fuego y dejar enfriar las perdices dentro del caldo.
Colar el caldo, reservando 400 ml y disolver en él la gelatina.
Deshuesar las perdices y repartir su carne en cuatro moldes individuales, de forma decorativa.
Llenar los moldes con la gelatina y poner en la heladera hasta que cuajen.
Desmoldar y servir con ensalada a gusto.