Vinos ecológicos: Una copita de Vino natural, por favor

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Agricultura ecológica

En un momento en el que la bio agricultura tiene numerosos adeptos, se puede decir que los vinos ecológicos están de moda. Y no es de extrañar: son de calidad, compiten con los mejores y se obtienen mediante procesos respetuosos con la naturaleza.

De unos años a esta parte, la agricultura ecológica ha adquirido una gran importancia en todo el mundo, y también en nuestro país. Una de las consecuencias de este creciente interés por la alimentación ecológica es la generalización de la misma, que ha llegado a casi todos los ámbitos y, por supuesto, al de los vinos.

Y es que no parecía muy razonable que fuera incompatible el gusto por tan deliciosa bebida y el respeto por la naturaleza. De este modo, aparecieron los llamados vinos ecológicos, que son caldos prácticamente libres de química. Desde el cultivo y hasta el envasado, no se han utilizado apenas componentes químicos en ninguno de los procesos que conlleva su fabricación. Las uvas se obtienen en viñas cultivadas de manera ecológica; esto es, en viñedos en los que no se utiliza ningún abono químico.

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Sin tratamientos sintéticos

En su elaboración tampoco se pueden emplear tratamientos sintéticos, excepto el anhídrido sulfuroso, antiséptico que se usa a modo de antioxidante y conservante (como en el resto de los vinos), con el que se fermenta el mosto. El resto de la fermentación corre a cargo de las levaduras naturales.

Puesto que los cultivos son más débiles, es habitual que junto a las vides se planten gramíneas y se fomente la competencia, para que las cepas enraícen a mayor profundidad y se hagan más resistentes.

Diferencias de peso

La principal diferencia entre un vino ecológico y otro que no lo es, es que el primero utiliza la tercera parte de sulfuro que los otros. Otro punto distintivo se refiere a la higiene de la bodega, ya que en las ecológicas no se emplean detergentes. La limpieza se realiza a base de agua caliente a presión.

En cuanto al resto de los datos de los caldos, es prácticamente igual que en los tradicionales. También pertenecen a Denominaciones de Origen y se elaboran con las mimas uvas. Un ejemplo de ello es la bodega Abet Noya, que elabora caldos de la D.O de Penedés, desde 1980. Emplea uvas como Chardonnay, Tempranillo o Cabernet Sauvignon.

Organismos de control

Para atestiguar que los caldos se elaboran de manera ecológica, existen una serie de organismos de control públicos. Existe un reglamento europeo, pero de ello también se encargan las Consejerías de Agricultura de las Comunidades Autónomas. Por eso, se puede tener la seguridad de que cuando en una botella aparece el sello de vino ecológico, es porque una institución se ha ocupado de comprobarlo.

Aunque parecía que su implantación no iba a ser fácil, no ha sido así. En los últimos años se están haciendo más populares entre el público general, y entre los especialistas y sumilleres en particular.

Cultivo por comunidades

En cuanto a elaboración, en la actualidad una veintena de bodegas producen y embotellan cerca de seis millones de litros de vino ecológico. A este respecto es interesante reseñar que el liderazgo le corresponde a Cataluña, con un millón de litros de vino al año. Del mimo modo, esta misma comunidad es la zona geográfica con más consumo de este especial caldo. A continuación se encuentran Valencia, Baleares y Madrid. Fuera de España, los países donde más se demanda este tipo de vinos son Alemania, Suiza, Japón, Inglaterra y Estados Unidos.

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