Ingredientes de una vinagreta
Verduras y ensaladas, pescados al vapor o hervidos o legumbres cocidas. Ninguno de estos platos sería lo mismo sin el acompañamiento de una buena vinagreta.
Aunque sus componentes básicos son el aceite y el vinagre, te mostramos la opción de incorporar otros ingredientes.
Desde la más simple a la más sofisticada, las vinagretas representan un elemento indispensable de la cocina y la mejor manera de rematar un sinfín de recetas, aumentando sus cualidades.
Conforman un matrimonio perfecto con ensaladas de hoja y hortalizas, toda clase de verduras, pescados, legumbres y pastas, por poner sólo los ejemplos más significativos de sus muchas posibilidades. Además, se trata de aderezos sanos, muy sencillos de elaborar y, sobre todo, rápidos, algo importante en momentos como lo actuales, donde los minutos valen oro.
Los dos ingredientes básicos de cualquier vinagreta son el aceite y el vinagre. Tanto uno como otro ofrecen una enorme diversidad de clases. De todas formas, en el caso del aceite, lo mejor es elegir las variedades de oliva, teniendo en cuenta que los vírgenes tienen un sabor más fuerte que los refinados. Aun así, siempre se puede emplear una clase virgen y luego rebajarla con un poco de aceite de maíz. No hay que olvidar adecuar el tipo de aceite a los ingredientes sobre los que se va disponer la vinagreta.
A cada vinagreta, el vinagre adecuado
Igualmente, es posible encontrar en el mercado una gran oferta de vinagres: de vinos blanco, tinto y rosado, de Jérez, de cava, de Módena y, por supuesto de manzana, el más suave de todos.
Los vinagres de vino van bien con ensaladas de escarola y de hoja rizada, mientras que el de Jérez resulta ideal para pescados, al igual que el de cava, con el que se pueden elaborar tanto vinagretas frías como calientes. El de Módena representa una excelente alternativa si la vinagreta acompaña algún tipo de carne. El de manzana o de sidra combinan con todo tipo de ensaladas ligeras, de legumbres y, también, de pasta. Otra opción, que puede sustituir al vinagre y que proporciona un sabor más leve al aderezo, es el zumo de limón.
¿Cómo se elaboran?
La forma tradicional de preparar la vinagreta es seguir una proporción en la que una parte sea de vinagre y otras tres de aceite, aunque la regla admite variaciones en función de los gustos. Para realizarla, se coloca en un bol el vinagre, se sazona o salpimienta, y finalmente se añade el aceite. Posteriormente se bate enérgicamente.
En caso de que lleve otros ingredientes, éstos deben incorporarse siempre antes que el aceite para lograr que la salsa emulsione correctamente. Hay que recordar que la vinagreta se puede elaborar con antelación y guardarla en un recipiente hermético en la nevera a la espera de ser empleada.
Varios sabores para elegir
Pero más allá del aceite y el vinagre, es posible echar mano de un sinfín de productos para preparar variantes originales y algo más trabajadas de la clásica vinagreta.
Es el caso de los encurtidos, como pepinillos o alcaparras, del huevo duro o del ajo. Igualmente se puede emplear mostaza, frutos secos, pasas, un buen número de hierbas aromáticas, incluso deliciosas grosellas y hasta miel. La que lleva ajo, por ejemplo, que se realiza, además de con este ingrediente, con aceite, vinagre, sal, pimienta, una pizca de azúcar y un poco de mostaza, irá muy bien para aliñar un buen plato de pasta. La variedad elaborada con miel dará un toque delicioso a una ensalada con rúcula, escarola y tomates confitados; además de miel puede incorporar aceite de oliva, vinagre de manzana y unas gotas de balsámico junto con albahaca picada. Por su parte, una ensalada a base berros y queso combinará perfectamente con una vinagreta que integre frutos secos picados, vinagre balsámico, aceite de oliva y un poco de orégano
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