No son ciertas las recetas populares que afirman que si un objeto de plata introducido en el guiso varía su color, la seta es comestible; también es falso que el conservar las setas en sal o vinagre hace que pierdan su toxicidad o que si observamos algún animal comiendo una seta no nos producirá ningún daño. La única fórmula que existe es el conocimiento que nace del estudio y la consulta con un especialista cuando sea necesario.