Una vez limpias, se escaldan las setas en agua hirviendo durante unos minutos. Después se dejan escurrir muy bien y se meten en un bote de cristal esterilizado. Por otro lado se prepara la salmuera, hirviendo agua y sal en una proporción de unos 75g de sal por cada 1/2 litro de agua. Una vez fría, se rellenan el bote con la salmuera, añadiendo al final un chorrito de aceite, para que forme una capa protectora en la parte superior.