Deben escogerse setas que no se parasiten fácilmente, como cantarelas, colmenillas, etc. Los ejemplares una vez limpios, se unen unos con otros mediante un hilo en forma de collar y se dejan secar al aire en un rincón de la casa. Si los ejemplares son grandes se pueden cortar en láminas de 3 ó 4 mm de espesor. Cuando ya estén bien secas, se deben guardar en recipientes herméticamente cerrados; también se pueden moler para hacer polvo de setas, que sirve para condimentar guisos y sopas.