Para este método son aconsejables setas de consistencia dura (boletos, níscalos, tricolomas…). Primero se escaldan las setas con agua o con vinagre, y se dejan secar bien. Mientras ponemos en un tarro de cristal una capa de sal y se colocan encima las setas, espolvoreadas con sal y pimienta, y se añade abundante aceite hasta cubrirlas totalmente.