Quiero ganar peso. Delgadez extrema: Causas patológicas

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¡QUIERO ENGORDAR!

Mientras muchas personas intentan adelgazar y perder michelines, otras sufren al no poder ganar peso. Son una minoría pero existen casos, sobre todo en los países occidentales. Buscan la forma de combatir la delgadez extrema y alcanzar un peso normal. Para ello, lo más importante es modificar los hábitos alimentarios.

A grandes rasgos, la diferencia más destacada entre una persona de constitución delgada por naturaleza y otra cuya delgadez sea de índole patológica suele consistir en que aquella tendrá más fuerzas y vitalidad para llevar una vida normal que ésta.

Ello se debe a que la delgadez constitucional lleva implícito un funcionamiento orgánico normal, mientras que la de carácter patológico supone una anormalidad funcional cuyas consecuencias se reflejan, principalmente, en una disminución de la vitalidad y de la energía necesaria para desarrollar las tareas habituales.

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Piel y huesos

Esta frase tan corriente, y que con tanta frecuencia se aplica a las personas de extremada delgadez, no puede ser más acertadamente descriptiva de la composición de sus cuerpos pues, de hecho, no hay entre la piel y los huesos suficiente masa muscular que los separe, por lo que parecen pegados entre sí.

En el caso de la delgadez constitucional, esta condición de poco desarrollo muscular no sólo puede atribuirse al escaso número de células grasas del organismo, causa por la cual el intestino absorbe menos grasas y no se produce un aumento de peso, sino también a la falta de costumbre de hacer ejercicios físicos o de practicar algún deporte.

Estrés y falta de ejercicio

El estrés es una frecuente causa de obesidad y también de delgadez, porque puede inducir tanto a comer más como a comer menos. Como las personas extremadamente delgadas por naturaleza suelen tener grandes dificultades para aumentar de peso mediante el consumo de alimentos, por mucho que lo intenten, es frecuente que desarrollen un complejo, nacido de su misma condición.

Para ellas, básicamente sanas y llenas de energía, acaso sea más saludable hacer gimnasia o practicar algún deporte con el que puedan aumentar su masa muscular y ganar así, en aspecto, lo que difícilmente obtendrán con dietas diseñadas para que ganen peso.

Cuando se trata de casos en los que la extrema delgadez obedece a determinadas causas patológicas, los ejercicios físicos están completamente fuera de lugar, puesto que la pérdida de peso suele ir acompañada de síntomas de debilidad y de fatiga.

Causas patológicas

Entre las enfermedades más corrientes que producen marcados descensos de peso se encuentran algunas de las infecciosas graves, las neoplásicas, las alteraciones tiroideas y la diabetes.

Menos frecuente, pero de consecuencias bastantes similares, es la anorexia nerviosa. Aunque las sensaciones de debilidad y de fatiga para desarrollar una vida normal se acusan por lo general en todas ellas, también aparecen otros síntomas que las diferencian entre sí.

Así, por ejemplo, quienes padecen una infección o tienen una neoplasia suelen tener una marcada pérdida de apetito, por lo cual alimentarse se convierte en un ejercicio de fuerza de voluntad, más que en el cumplimiento de un hábito que se lleve a cabo de forma normal.

Tiroides y anorexia nerviosa

Los afectados por un trastorno de la tiroides suelen tener, además, palpitaciones, mucha sed, frecuentes diarreas, un permanente estado de nerviosismo y una pronunciada intolerancia al calor, pero su apetito, al contrario que los anteriores, aumentan en vez de disminuir, así como también sucede, y de forma casi desmesurada, en quienes padecen diabetes. En todos estos casos, los pacientes deben estar atendidos por médicos especializados, que serán los encargados de decidir tanto el correspondiente tratamiento farmacológico como el alimentario.

La anorexia nerviosa, también objeto de atención médica, se registra con mucha frecuencia entre las adolescentes, y en especial en las que pertenecen a familias de medios económicos generalmente altos. Es por ello que una conocida doctora estadounidense, especializada en esta enfermedad, puso por título ´La jaula de oro´ a su primera obra sobre el tema.

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