No olvidemos nuestra digestión en las cenas de grandes ocasiones

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La digestión Hoy la mesa se ha puesto sus mejores galas porque es una ocasión especial para un día también especial:

La familia se reunirá por completo en torno a ella, en una noche en la que se celebra en todos los hogares el día de Nochebuena y por eso, sobre nuestra mesa figura el mejor mantel de la casa, el que está bordado con motivos navideños, la vajilla de porcelana que guardamos para acontecimientos especiales y, por supuesto, esa cubertería que solo sacamos cuando la ocasión realmente lo merece, todo ello pulcramente colocado en el orden que corresponde.

Desde la cocina, el tenue olorcillo del pavo, filtrándose incitante por toda la casa, ya nos está abriendo el apetito. Se ha hecho despacito, asándose lentamente, para que las manzanas que rellenan su interior se cuezan de forma conveniente, hasta quedar casi esponjosas; y ahora nada sobre una salsa burbujeante, entre un alegre ejército de ciruelas y piñoncitos. Realmente, la cena de hoy puede ser algo superior. Y después, también debemos hacerle los honores a turrones, mazapanes y peladillas, rigurosamente acompañadas de cava o algún que otro licor…Y luego, por supuesto, no puede faltar la copa de rigor, algo más fuertecilla que de costumbre….y para acabar…. una magnífica noche de dar vueltas en la cama, acompañados por un bote de bicarbonato, una cucharita de café, un vaso de agua donde disolverlo, y quién sabe, si también por un buen dolor de cabeza. Tal vez tanta cena sea demasiado para nuestro estómago y ahora paguemos las consecuencias con alguna indigestión.

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Esta temida compañera de excesos alimentarios, suele ser uno de los problemas más corrientes de estas fechas, porque en la mayoría de los casos siempre se comete algún que otro abuso y estos llevan de forma inevitable a la conocida sensación de hinchazón o al molesto ardor de estómago. Sin embargo, para comprender el por qué de la indigestión, previamente tenemos que acercarnos al proceso en el cual se origina, es decir a la digestión. Pero si queremos llegar a conocerla, debemos empezar por saber qué es: podríamos definirla como el sistema a través del cual el organismo procesa los alimentos hasta convertirlos en substancias asimilables por las células.

Se inicia en el momento en el que introducimos los alimentos en la boca, donde los dientes se encargarán de partirlos y machacarlos para hacerlos más pequeños y por tanto, más digeribles, y la lengua de mezclarlos con la saliva. Al masticar, iniciamos el conocido como «proceso mecánico» de la digestión, y al ensalivar el llamado «proceso químico», ya que la saliva contiene una enzima digestiva que inicia la digestión del almidón. Sin embargo, no sólo será ésta su misión en el proceso: además de mantener húmeda la cavidad bucal, al mezclarse con los alimentos triturados da lugar al llamado bolo alimenticio, el cual, lubricado también por ella, pasará a la faringe y luego al esófago, en lo que se conoce como deglución.

La siguiente parada y una de las más importantes que realizan los alimentos en nuestro organismo, se producirá en el estómago, uno de los órganos fundamentales que intervienen en la digestión. Este es, básicamente, un ensanchamiento del tubo digestivo donde los alimentos serán parcialmente procesados. De ello se encargará el jugo gástrico, un líquido contenido en él que posee una enzima, la pepsina, encargada de transformar las proteínas en elementos que resulten asimilables de forma más fácil; y un ácido, el clorhídrico. Las potentes paredes musculares del estómago, se encargarán de mezclar alimentos y jugo gástrico, hasta que los primeros quedan transformados en una papilla semilíquida y viscosa llamada quimo, que pasará al duodeno para continuar la digestión. También en el estómago comienza la absorción de algunos elementos, aunque ésta se producirá principalmente en el intestino delgado.

Este será el principal protagonista de la siguiente fase de nuestra historia, en la que, una vez concluida la digestión de los alimentos, se inicia la absorción de aquellos nutrientes presentes en ellos. En lo primero, toma especial importancia la parte inicial de los siete metros del intestino delgado, el duodeno, donde desembocan los jugos procedentes del páncreas y del hígado que acabarán de transformar los alimentos en sustancias fácilmente asimilables. Estas serán absorbidas por el organismo en los dos tramos restantes, el yeyuno e ileón, antes de pasar al intestino grueso, cuya misión principal será reabsorber el importante volumen de agua que el organismo ha empleado durante la digestión, además de algunas substancias que anteriormente no han sido absorbidas.

Hasta aquí, nuestro cuerpo se ha comportado como un auténtico ordenador, digno de las mejores marcas informáticas del mercado. El problema surge cuando la comida es muy abundante o muy pesada, en tales casos podemos sufrir un empacho. Por lo que te recomendamos que en estas fechas tan señaladas, comas con moderación evitando abusar de los alimentos grasos (fritos, embutidos, salsas…), de los dulces y del alcohol.

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