Comidas que entran por los ojos
Tan importante como una buena selección de los productos que se presentan es hacer una buena presentación de los alimentos. No es necesario tener invitados para esmerarse en ello; se trata de una norma que debería seguirse a diario.
Transformar cualquier clase de alimentos en apetecible contribuye a que se coma de buen grado y se asimile mejor. La preparación de los alimentos no tiene sólo un carácter estético sino que también cumple una función importante en el proceso digestivo.
El dicho popular hacerse la boca agua cuando se contempla algún manjar que nos es grato a la vista es descriptivo cuando se nos presenta un alimento que invita a su degustación. Se ha demostrado que cuando el proceso de la digestión comienza con la insalivación por el deseo de comer la comida es mejor digerida y alcanza un mayor nivel nutritivo.
Distribución del reloj
La combinación de colores y sabores permite que una misma receta parezca diferente en cada presentación. La conjunción de texturas dulces y saladas o la utilización del colorido de la fruta acompañando un asado pueden aportar un toque de distinción a nuestros platos.
Los grandes chefs saben que la presentación de los platos en un perfecto orden anima a su degustación. Bajo la técnica de la distribución de las “agujas del reloj” se consigue la colocación ideal de los elementos, que consiste en ir distribuyendo los alimentos según su importancia. A las seis se coloca el elemento principal del plato (carne, pescado o verduras). El espacio de los cuartos de hora, se reserva para las verduras, mientras que en extremo superior, a las doce, es el reservado para los purés o elementos de mixtura.
De dentro hacia fuera
Otras de las técnicas empleadas es la radial. Consiste en distribuir los alimentos que componen el plato de dentro hacia fuera. De esta manera la parte más importante del manjar queda en el centro del plato mientras que los acompañamientos de sitúan en los extremos.
Muchos de los grandes cocineros buscan una distribución perfecta de los alimentos. De esta forma consiguen que la presentación de los mismos se encuentre compensada. En las composiciones de sus platos evitan caer en incluir demasiados componentes o que uno de ellos sea desproporcionado frente a los demás.
La importancia del color
Otro de los trucos para una buena presentación culinaria es saber realizar una esmerada combinación de colores. Los rojos de la carne pueden ser acompañados por un arco iris de verduras que animará a su degustación. Por contra, los pescados invitan a usar colores más apagados y ligeros.
Las salsas son un capítulo importante en la decoración de los platos. Una combinación de una o dos de ellas nos permitirá mejorar la apariencia de los manjares pero siempre hay que tener cuidado de que éstas no “tapen” ni las formas ni los sabores del elemento central del plato. También hay que evitar que se desborden por todo el plato dando una impresión de abandono y descuido del mismo.
Divertir a los más pequeños
Normalmente los pequeños de la casa no suelen asimilar los cambios de los alimentos. Una presentación divertida de los platos ayudará a que se atrevan a probar nuevos sabores e incluso puede servir para disfrazar aquellos que no suelen querer.
Colores y formas divertidas pueden ayudar a que mejore su predisposición a comer determinados alimentos. Presentar el puré con forma de estrella o incluir una forma de una cara en la distribución de los alimentos les resultará divertido y les animará la comida.
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