La importancia del desayuno

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El desayuno es la primera comida del día, separada de la anterior por muchas horas. Tras esas horas de ayuno es fundamental proporcionar al organismo la energía y los nutrientes necesarios para hacer frente a todas las actividades que se realizan en esta parte del día. De no ser así, se obliga a recurrir a las reservas, lo cual no es deseable, ya que esta situación favorece la tendencia al “ahorro” y, por tanto, al sobrepeso.

Además, está demostrado que las personas que no desayunan, o desayunan poco, tienen un rendimiento y una capacidad de mantener la atención menor que las que sí lo hacen. En la edad escolar esta diferencia puede ser fundamental para conseguir aprovechar mejor la labor educativa del colegio.

El papel del desayuno es, como su nombre indica, romper con el ayuno nocturno. Para ello no es suficiente con tomar un lácteo.

Un ejemplo de desayuno completo incluye, al menos:

  • Lácteo: leche, yogur, queso, cuajada
  • Cereal: pan, cereales, galletas
  • Fruta: entera o en zumo
  • Aceite, mantequilla

Es importante no abusar de la bollería, reduciendo su consumo, como máximo, a una vez por semana.

  • No saltarse el desayuno.
  • Hacer un desayuno completo.
  • Tomar en el desayuno aproximadamente una cuarta parte de las necesidades de energía diarias

Otro aspecto a tener en cuenta es que, generalmente debido a las prisas de las primeras horas de la mañana, al desayuno no se le da el protagonismo en la dieta que debe tener. Se aconseja que proporcione entre el 20 y el 25% de la ingesta energética diaria, pudiéndose repartir en dos tomas, es decir, desayuno y almuerzo a media mañana.

  • Incluir en el desayuno, al menos, cuatro grupos de alimentos distintos.
  • Variar los desayunos para evitar la monotonía.
  • Dedicar el tiempo suficiente.