Caprichos estivales
Según el experto en nutrición, Jesús Llona Larrauri, éste es el momento ideal para saborear las sabrosas frutas del verano, la mayoría doblemente atractivas por sus bellos colores. Fresones, moras, frambuesas…
Todos estos caprichos estivales pueden degustarse a diario como postre de temporada o reservarse de cara al invierno en forma de excelentes conservas.
Fresones
Así es como se conocen en nuestros mercados a las fresas de origen americano. Los fresones son típicos de primavera aunque con los cultivos forzados se pueden encontrar casi todo el año. Rojos, brillantes, dulces, perfumados y madurados en su justa medida contienen fructosa y glucosa, vitaminas -sobre todo la C- así como sales de calcio, hierro y potasio. Son depurativos, laxantes y antigotosos.
Moras
Son una de las bayas más populares. Se suelen encontrar en los zarzales a lo largo de muchos caminos rurales y de los montes. Rojas al principio y negras cuando maduran, son particularmente ricas en azúcares y contienen buenas cantidades de vitamina C y betacarotenos. El momento ideal de su recolección es el verano. Son frutos delicados que es mejor no lavar, o hacerlo simplemente con un paño.
Frambuesas
Son los frutos de una planta que crece de forma espontánea en las zonas montañosas de Europa Central, aunque en el mercado pueden encontrarse diversas variedades cultivadas, de mayor tamaño que las silvestres. Muy apreciadas desde el punto de vista gastronómico, maduran en verano. Diuréticas y neutralizantes del ácido úrico, son un fruto agridulce y aromático; son ricas en ácido cítrico, pectina y fructosa. Son un excelente postre que presentan algunos restaurantes con verdadera exquisitez.
Arándanos
Son pequeñas bayas de color azulado, que crecen de forma espontánea. Se conocen también con el nombre de mirtillos y completan su maduración en los meses de agosto y septiembre. Su recogido requiere cierta experiencia ya que en las plantas, muy frágiles, pueden estropearse fácilmente. Estos frutos contienen vitaminas A y C, betacarotenos, taninos, ácidos benzoico y málico, por lo que se recomiendan como antirreumáticos y como favorecedores de la circulación sanguínea. Pueden tomarlo los diabéticos, y su conservación es muy corta.
Grosellas
Son poco frecuentes en la Península y viven en un arbusto que alcanza metro y medio de altura. Tienen sabor característico ácido y se dividen en dos especies: la grosella común, que puede ser roja o blanquecina, y la grosella negra, que crece en las zonas montañosas y se utiliza exclusivamente en la fabricación de licores. Aperitiva, digestiva, diurética y depurativa, es rica en vitamina C y carotenos, ácidos orgánicos como el cítrico, tartárico y malónico y mucho potasio.
Cerezas
Es una fruta de verano que aparece en los mercados en el mes de mayo y algunas variedades se mantienen hasta agosto, aunque no es difícil encontrarlas en febrero, procedentes de otros países y climas. Se pueden distinguir cerezas dulces de pulpa dura, acuosas y con el hueso adherido a la carne, y los dulces de pulpa más blanda. La cereza rica en caroteno y sales minerales se recomienda a artríticos y reumáticos y no conviene a los diabéticos. El aguardiente de cerezas llamado kirsch, en un buen estimulante de las vías digestivas.
Fresas silvestres
Las fresas se encuentran en los lugares frescos y húmedos de los montes, aunque el cultivo del fresal –que exige mucho esmero- es el sistema más común para proveerse de esta fruta. Normalmente, se cosecha desde el fin de la primavera hasta mediados del verano, aunque algunas variedades dan frutos hasta octubre o más allá si el clima es favorable. Depurativa y ligeramente laxante, es antigotosa ya que elimina el ácido úrico. Tiene también un ligero efecto hipotensor. Su alto contenido vitamínico y mineral les hacen que sea un complemento ideal de la dieta. Aparecen en toda clase de postres, helados y repostería.
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