De cómo mantener Vinos en casa

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Bodega en casa

Almacenar vinos en casa no significa dejarlos en un lugar donde se luzcan pero no estorben. Una buena bodega requiere unas condiciones básicas de temperatura, luminosidad y humedad para que los caldos se conserven en perfecto estado.

En un principio podría parecer que tener una buena bodega en casa consiste en adquirir unas cuantas buenas botellas de vino y guardarlas en un lugar donde se luzcan bastante sin entorpecer demasiado. Algo así como un rinconcito del salón o un altillo de la cocina.

Esa idea no puede estar más alejada de la realidad. Al menos, si se pretende tener una buena bodega, con buenos vinos y que éstos se conserven en perfectas condiciones.

Un organismo vivo

No hay que olvidar que ese delicioso zumo que sale de las uvas es un organismo vivo que sufre variaciones según las condiciones del lugar donde habite, y que esas condiciones son tan importantes que pueden conseguir mejorar o empeorar la calidad de la bebida.

Cuando un aficionado al vino que gusta de disfrutar siempre del más adecuado para cada momento, se plantea organizar una bodega en la vivienda, lo primero que debe buscar es el lugar. Y esto no es tan sencillo como parece.

Nada de garajes, despensas, desvanes o cobertizos. El espacio ha de estar muy bien ventilado y alejado de cualquier tipo de olores fuertes que pueden penetrar en los caldos y afectarlos muy negativamente. Por eso se deben mantener lejos de gasolinas, comidas, pinturas o barnices.

vinos

Un lugar exclusivo

Por eso hay que contar con un lugar especial que se destine exclusivamente a almacenar vinos. Lo más adecuado, aunque no siempre es posible, es aislar un habitáculo o incluso construirlo; por ejemplo, en el sótano, en caso de tenerlo. De este modo no entrará apenas el sol en el espacio. Del mismo modo, es importante que el habitáculo no cuente con calefacción y que disfrute de buena ventilación.

Uno de los puntos fundamentales para conseguir una buena conservación de los vinos es la temperatura de la bodega. No puede haber grandes variaciones, sino que hay que tratar de que siempre esté a unos 12º C. Nunca debe bajar de los 8º C ni superar los 18º C.

La importancia de la humedad

Es preferible que la humedad sea alta a que sea baja. Lo perfecto es que se sitúe en torno al 80%. Cuando los vinos se encuentran en ambientes muy secos los corchos se pueden ver afectados y, con frecuencia, adquieren cierto olor a moho.

Las vibraciones pueden llegar a suponer un verdadero problema. Por eso es importante que la bodega no tenga cerca ningún motor que funcione constantemente. Además, el suelo debe ser capaz de absorberlas, para lo que se puede optar por colocar grava o baldosas porosas. Y, por supuesto, no se deben arrastrar las cajas.

Elegir un botellero

La elección del botellero es también importante, aunque se trata de las más fáciles. Y es que, en realidad, casi todos los que se encuentran en el mercado son adecuados: los de madera, los de plástico, los de poliestireno… El material menos acertado es el metal, porque transmite calor rápidamente.

Cuando el espacio es grande y las ganas muchas, se puede optar por un botellero hecho de albañilería. En tal caso, se deberán construir nichos de 80 x 80 centímetros, con una profundidad de 30 centímetros. Así podrán guardarse botellas de todos los tamaños.

Muchos aficionados al vino que no cuentan con tanto espacio en sus casas como para dedicarle a la bodega toda una habitación optan por otra solución igual de buena pero algo más práctica: adquirir un armario botellero.

Se trata de un electrodoméstico cuyo objetivo es almacenar vino en las condiciones adecuadas. Los hay de diversos tamaños y cuentan con un dispositivo de control de la temperatura, que la mantiene constante.

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