Descripción
Aceite de oliva virgen extra obtenido del fruto del olivo (Olea Europea L), de las variedades Argudell, Corivell, Verdial (Ley de Cadaqués) y Arbequina, mediante procedimientos mecánicos o por otros tratamientos físicos que no produzcan alteración del aceite, conservando el sabor, aroma y características del fruto del que procede.
Descripción de las variedades
El aceite protegido con esta denominación, se elabora con aceitunas de olivares inscritos, al menos en un 80% de las variedades Argudell, Corivell, Verdial (Ley de Cadaqués) y Arbequina por separado o conjuntamente, y, en un máximo del 20%, por otras variedades de la zona. .
Se consideran autóctonas las variedades de olivas Argudell, Corivell y Verdial (Ley de Cadaqués). Cuando en la elaboración del aceite protegido hayan participado variedades de aceitunas autóctonas en un porcentaje superior al 85%, el nombre de la Denominación de Origen Protegida «Aceite del Empordà» u «Oli de l’Empordà» podrá ir acompañado de la mención «tradicional».
Características organolépticas
Aspecto: Limpio, transparente, sin velos ni turbidez si se comercializa filtrado
Olor: El aceite presenta unas características comunes que se pueden sintetizar en una elevada intensidad del atributo frutado, que nos indica un aroma intenso del aroma característico de la aceituna. El aceite presenta una complejidad aromática notable en la que se aprecian aromas que recuerdan la almendra, el tomate, los anisados, el hinojo y la alcachofa. Pero dependiendo de si la variedad predominante es la Argudell y Corivell o la Arbequina, se pueden obtener aceites con características diferenciadas.
Sabor: En boca se presenta como un aceite ligeramente astringente y un amargo y picante equilibrado con el frutado.
Clasificación del panel de cata: Aceite de oliva virgen extra.
Zona Geográfica
La zona de producción comprende los terrenos ubicados en todos los municipios de las comarcas del Alt Empordà (68 municipios) y el Baix Empordà (36 municipios) y algunos municipios colindantes de las comarcas del Gironès y el Pla de l’Estany .
La zona de elaboración y envasado coincide con la zona de producción.
Método de Obtención
Condiciones de cultivo
Marcos de plantación: Las plantaciones tradicionales y las modernas suelen ser de cultivo único, regulares, en las zonas llanas, y diseminadas en bancales en las zonas de ladera.
Se puede establecer una densidad media de:
Plantaciones tradicionales: Entre 100 y 130 árboles por hectárea.
Plantaciones modernas: Entre 400 y 500 árboles por hectárea.
Laboreo y poda
El laboreo tradicional consiste en tres o cuatro labores, principalmente de cultivador o grada de discos.
En las plantaciones tradicionales la poda se hace cada tres o cuatro años aunque actualmente la tendencia es hacer una poda bianual.
Riego: Todas las plantaciones tradicionales son de secano y un porcentaje elevado de las nuevas tienen sistemas de riego localizado. En el futuro se espera un incremento de las últimas hasta llegar a ser aproximadamente de un 10%.
Recolección: La recolección tradicional se realiza por «vareo», haciendo caer las aceitunas sobre mallas extendidas debajo del olivo para evitar que los frutos toquen el suelo. En los últimos años se ha incrementado el uso de vibradores. La recolección se inicia a finales de octubre para las variedades más tempranas (Ley de Cadaqués), prolongándose hasta finales de febrero para las variedades más tardías (Corivell).
Elaboración del aceite. El aceite de oliva virgen extra DOP se obtiene de aceitunas sanas de las variedades autorizadas, recolectadas directamente del árbol cuando éstas se encuentran en su estado óptimo de maduración. Tras su transporte a las almazaras en las condiciones establecidas para que los frutos no se deterioren, se someten a procedimientos mecánicos de extracción, comprendiendo las operaciones de lavado y molido de la aceituna, batido de la pasta, separación de fases y almacenamiento. Tras el proceso de evaluación, el aceite es envasado en recipientes de hasta cinco litros de capacidad.
Las aceitunas deben molturarse dentro de las 48 horas siguientes a su recolección.
Histórico
En relación con la comarca del Empordà hay que decir que las primeras muestras de Olea que ha detectado la arqueología son del bronce final. Como señalan algunas fuentes antiguas, la zona de influencia de Empurias fue el proveedor de Atenas. De hecho, el yacimiento del Empordà del Puig de Sant Andreu, en Ullastret, conserva numerosos vasos griegos del tipo llamado Sant Valentín (S.V-IV a C) con la decoración de la hoja y la flor del olivo.
El crecimiento del olivo en los siglos XVIII y XIX es espectacular. A partir de la segunda mitad del siglo XX, y poco a poco, después de la terrible helada de febrero de 1956, el olivo entró en crisis. Poco a poco, a partir del último cuarto del siglo XX, se empezaron a constituir los «trulls» en cooperativas y la molienda colectiva. A consecuencia de esta producción, el aceite entra en el circuito comercial y deja atrás el ámbito doméstico.
En la actualidad, el Empordà ha incrementado la calidad de su aceite e invierte grandes esfuerzos para posicionar el producto en el mercado internacional con la solera y tradición que caracteriza a un territorio que ya lo conocía hace más de 2.500 años.
Natural
Las particularidades del entorno natural y de cultivo de la zona afectan directamente el ciclo biológico del olivo y, como consecuencia, también al aceite obtenido de su fruto, la aceituna, confiriéndole unas características positivas que le distinguen claramente del producido en otras zonas olivareras. Estas particularidades las podemos resumir en tres puntos:
La variedad mayoritariamente cultivada, la Argudell, conjuntamente con la Corivell y la Ley de Cadaqués, son variedades autóctonas de las comarcas ampurdanesas. Lo que confiere, de por sí, una característica diferencial clara al aceite producido.
Esta comarca disfruta, como la mayoría de las zonas de cultivo del olivo, de clima mediterráneo, pero a diferencia del resto, las particulares características orográficas de este territorio hacen que se cree un microclima especial que permite el cultivo del olivo en la latitud más septentrional de la Península Ibérica. Este microclima se caracteriza por:
Efecto regulador del mar Mediterráneo: En invierno evita el descenso en exceso de las temperaturas y en verano, gracias al régimen de brisas, aporta la humedad necesaria para el buen desarrollo del olivo y evita un ascenso pronunciado de las temperaturas diurnas.
Régimen de vientos de componente norte, muy secos, que neutralizan los excesos de humedad puntuales de la primavera y otoño, evitando muchos problemas fitosanitarios (hongos), lo cual permite que las olivas maduren sin problemas y lleguen en condiciones excelentes a los molinos.
La mayor parte del cultivo del olivo se da sobre suelos ligeros y de reacción ácida o neutros procedentes de esquistos o rocas graníticas, a diferencia del resto de las zonas olivareras donde el suelo suele ser arcilloso, de reacción alcalina y procedente de rocas calcáreas