La nevera no es perfecta.
Aquí también se reproducen bacterias. Y cuando no se guardan debidamente, los alimentos se dañan muy rápido.
Guía para organizar correctamente el mercado en el refrigerador y en el congelador.
Es común que las personas organicen la nevera según su gusto. Craso error. Para que los productos duren más tiempo y no se contaminen unos con otros, es necesario seguir un modelo.
Sin ir lejos, un tomate colocado al lado de una lechuga o unas espinacas las marchita porque produce etileno.
La nevera permite mantener la cadena de frío. Si un fabricante asegura que su leche dura tres días, desde que la pasteurizan, es necesario que la temperatura de cuatro grados centígrados que necesita se mantenga también durante el trayecto hasta el supermercado, lo mismo que en la casa de la persona que la compra.
Por eso la temperatura de la nevera es importantísima y no es el reóstato (círculo con números que hay en la parte baja del refrigerador) el que marca el frío. Lo que se debe hacer es comprar en cualquier supermercado un termómetro de nevera que es el que realmente indica el nivel de frío en grados centígrados.
¿Cómo se logra entonces la temperatura real?
Se coloca el termómetro en la nevera y se va graduando el reóstato hasta que el termómetro marque la temperatura ideal. Entre 4 y 8 grados centígrados en el refrigerador (parte baja de la nevera) y entre 10 y 15 grados centígrados en el congelador (parte alta de la nevera). Después de diez grados hay refrigeración, pero en este rango se producen las bacterias llamadas ciclotróficas, que pudren las verduras.
En una nevera atiborrada de cosas no circula bien el aire y, por ende, el frío no llega adonde se necesita. Se pueden dejar por fuera alimentos como la manzana, la papa, la cebolla, especias como el jengibre, la pimienta, el clavo de olor y los huevos, a menos que éstos tengan fisuras en la cáscara, por donde pueden entrar bacterias.
Cada mes, sagradamente, debe limpiarla. Primero se descongela, se lava con jabón normal y al final se pasa un trapo mojado con agua y vinagre. En el mercado encuentran buenos desinfectantes que no lo corroen.
Refrigerador
a. La parte más baja es donde la humedad es más alta. Aquí deben estar todas las verduras y tallos muy bien empacados en bolsas. Si la verdura viene con raíz quítesela, al igual que las hojas untadas de tierra.
b. Segundo piso (de abajo para arriba). Verduras empaquetadas o prehechas. Como están selladas no traspiran ni intercambian bacterias, ya que han sido previamente desinfectadas. Si se compran en el mercado colóquelas en la sección A. Ubique en este compartimiento tomates, zanahorias champiñones muy bien tapados.
c. Tercer piso (de abajo para arriba). Frutas. No necesitan de bolsa a menos que sean pequeñas.
d. Cuarto piso (de abajo para arriba). Todos los lácteos. Los tamales sellados pueden ir acá al igual que la gelatina.
e. Puerta del refrigerador: huevos frescos, enlatados, salsas, vino de cocina. Los quesos también van en esta área, siempre bien envueltos.
Congelador
En el congelador deben separarse perfectamente las carnes de las vísceras y estas a su vez de los productos procesados o precocidos para congelar como empanadas, morcillas, papas en fósforo o salchichas. Todo debe estar debidamente empacados en bolsas. Los helados, hielo y pulpas de fruta pueden ir juntos. No guardar botellas con gaseosa porque se explotan.
Para tener en cuenta:
La cebolla se puede colocar en una bandeja plástica, con un papel debajo que evite la humedad.
Para que las verduras duren el doble del tiempo hay un sistema casero: Páselas rápido por agua hervida, luego séquelas muy bien, empáquetelas en bolsas y refrigérelas.
El cilantro y el perejil deben guardarse en la nevera pero en bolsas de papel.
Secretos de la descongelación:
Cuando compre carne solicite que se la corten en porciones para cada día. Congelar, descongelar y volver a congelar es una práctica peligrosa.
Al descongelar en el horno de microondas los alimentos, pierden valor nutritivo. Lo ideal es, un día antes, bajar lo que va a consumir a la parte inferior del refrigerador; media hora antes de usarlos, sacarlos de la nevera.
Duración máxima de algunos alimentos:
– Queso suave abierto: 1 a 2 semanas
– Mantequilla: 1 a 3 meses
– Sopas: 2 a 4 días
– Vino blanco: 1 a 2 días
– Guisados: 3 a 4 días
– Carnes con salsa: 1 a 2 días
– Aves cocinadas: 3 a 4 días
– Carne cocinada: 3 a 4 días
– Pescado cocinado: 3 a 4 días
– Puré de papa: 3 a 4 días
– Ensalada con mayonesa o huevo: 1 día
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